martes, 24 de agosto de 2010

HOMENAJE A "PEPIN" EN BARRUELO


                                                   

Ya va hacer casi un mes (fue el pasado día 31 de julio), cuando varios vecinos, del tan nombrado por nuestro amigo y compañero Juan, "su pueblo" de Barruelo, quisieron mostrarle todo su cariño y afecto.

El objetivo de este humilde pero, al mismo tiempo, entrañable acto no era otro que el dar a conocer a los paisanos de Juan (Pepín para ellos) su rica y variada personalidad. Intregraron dicho acto en el programa de una Semana Cultural que organizaron y según cuentan los que allí acudieron, se consiguió rendir un bonito homenaje a este barruelano de corazón y aprovechar la ocasión para poner en común las anecdotas que con él vivimos todos los que le conocimos.

Desde nuestro Barrio acudieron algunas personas, a pesar de la poca propagación que pudimos hacer de este evento y Sergio, en representación de todos, hizo una pequeña disertación en recuerdo de Juan. Otras intervenciones con gran carga emotiva, fueron las de otras personas que viajaron desde Torrelavega, como el ex- consejero de Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria,  Jose Luis Gil quiso también estar presente en dicho acto


 Sin duda, la participación de su gran amigo, colega y compañero Alfredo Arto, ex-párroco de Barruelo, fue el momento más significativo de todos. Aquí os adjuntamos el texto de su intervención. Hoy, cada vez que lo releemos, seguimos emocionándonos por lo que allí escuchamos.
 


HOMENAJE A PEPIN EN BARRUELO
                        HOMENAJE DE BARRUELO A PEPIN

            En primer lugar un saludo cordial y un  amplio abrazo a todos los que habéis querido estar presentes y al mismo tiempo participar en este pequeño homenaje a Pepín, un hijo de este pueblo y un fraile sencillo y generoso que ha dejado tras de sí una ingente labor religiosa, social y vecinal –últimamente en el Barrio de Covadonga en Torrelavega-.
            Yo me siento doblemente halagado al haber contado conmigo para dirigiros unas breves palabras en este acto:
1º/  Por mi condición de gran amigo de Pepín desde que nos conocimos  hace más de cuarenta años, amistad que ha permanecido intacta hasta los últimos momentos de su vida.
2º/  Por poder hacerlo en Barruelo, donde permanecí con vosotros durante trece años y de donde ya salí hace treinta y un años para encargarme de algunas tareas pastorales en Palencia. Aunque también tengo que agregar, que nunca me he sentido desligado de Barruelo. Por aquí vengo con frecuencia y aquí quedaron amigos, conocidos y hasta los restos mortales de mis padres, y por supuesto muchos recuerdos, recuerdos imborrables de años difíciles y de gran sufrimiento para Barruelo.
            Acaba de estrenarse, y ya está en las carteleras de los cines, una buena película que con el título “La Ultima cima” aborda la vida de un sacerdote de 42 años fallecido en Febrero del año pasado en un accidente de montaña en el Moncayo. Doctorado en Filosofía y Teología y autor de varios libros, era un buen alpinista y escalador. Apenas hizo cumbre y minutos antes de morir llamó a su familia y dijo: “He llegado a la cima”.
            Yo estoy convencido de que la vida de Pepín-Juan da para una buena película. Hoy nos contentaremos con entresacar algunos rasgos de su rica y variada personalidad. A mí me toca presentaros el aspecto ciertamente interesante de Pepín montañero y amante de la naturaleza, ahora que también él ha coronado su última cima.

A Pepín y a mí nos unían muchas cosas: aficiones, hhobis, planteamientos, fe, sentido de la justicia y la solidaridad, y…la montaña, que fue nuestra ilusión, nuestro descanso y nuestra liberación: paseos, excursiones, caminatas de varios días por las montañas, ascensos a las cumbres, senderismo, dormir a cielo raso, contemplar ríos, cascadas, árboles, animales, pájaros, y en la noche las estrellas.  Hasta la fuga de estrellas en una noche de San Lorenzo desde el lago del Curavacas.  Las estrellas, un mundo para la contemplación y la admiración. Ya la Bíblia nos cuenta, como Dios, una noche, sacó a Abraham de su tienda y le dijo: “sal fuera, contempla las estrellas, cuéntalas si puedes”. (Yo os puedo asegurar, que en el cielo oscuro, casi negro, de Oriente Medio, las noches estrelladas tienen  un lenguaje y una magia únicas, increíbles.)

La montaña.  Ya en 1968 Pepín escribía la crónica de unos días pasados en Picos de Europa. Después, muchas montañas: los Picos de Europa en todas las direcciones: desde el Macizo Este con Peña Sagra, hasta el Oeste con la ascensión a Peña Santa de Castilla pasando por el Macizo Central, todas las cumbres, todos los picos, incluyendo él -en una cordada de amigos-, la cumbre del mítico Naranjo. Pero también otras cordilleras, otras cumbres: Peña Trevinca en Galicia, la Sierra de Bejar, Gredos  hasta la cima del Pico Almanzor; toda la Sierra de Cazorla, el Moncayo entre las provincias de Soria y Zaragoza, los Pirineos en más de una ocasión, incluida la cumbre del Aneto con sus       3. 404 mts. y con mucha nieve todavía. Y el Curavacas, y el Espigüete, y Pico Murcia (donde una vez nos sorprendió la noche), y Peña Prieta (a donde él volvió para el rescate de un montañero despeñado), y “el Excelso Mirador de Valdecebollas”, y tantos rincones de nuestra Sierra de Barruelo-Brañosera. Y mucho Chozo-Refugio, al que hemos dedicado horas y horas, días y días, con trabajos duros, muy duros y muchos sacrificios. (Solamente por subir al hombro desde la carretera los distintos materiales: cemento, arena, madera, agua en verano, etc. nos tendrían que haber condecorado, por los trabajos y por el encaje que logramos con el entorno y la naturaleza, y sin embargo, a los 30 años de edificado nos lo quisieron quitar quienes no habían aportado ni un trabajo, ni una ilusión. (Por lo visto no tenían más que dinero.) Pero en nuestro Chozo no solo trabajos, también conversaciones, comidas, reuniones de todo tipo, descanso, confidencias, muchas confidencias, muchos mal dormir y muchos sueños, que en Pepín siempre terminaban en su Parroquia de Torrelavega, en su Barrio de Covadonga.
Por otra parte, muchas páginas necesitaríamos para hablar de los Campamentos Parroquiales, de los Albergues que instaló y cuidó como nadie en Póo de Llanes y en Esanos (Liébana). Albergues que eran solicitados especialmente los fines de semana por los grupos Parroquiales, por familiares de los frailes y por gentes de Cantabria, País Vasco, Valladolid, etc; páginas para hablar de las marchas que organizaba, como la gran caminata anual de tres días a principios de Junio con miembros de la AA.VV. o las que preparaba en la Parroquia, por ejemplo: caminar toda la noche para amanecer en el Santuario de Montesclaros, o simplemente la que recorría las calles del Barrio para la gran cuestación a favor de Cáritas Parroquial.  La osadía de este pequeño fraile le llevó a colocarse casco y traje de neopreno y hacer raftin por rápidos y cañones peligrosos  acompañando  a buenos expertos del Barrio.

            Y el Camino de Santiago. Un día partimos juntos desde Roncesvalles para hacer el camino francés. Yo me tuve que retirar antes de llegar a la mitad del Camino y él, siempre compañero, abandonó conmigo. Le reinició, ya solo, al año siguiente, hasta completar los 750 kms. del camino y dar el abrazo al Apóstol en Santiago de Compostela.

            El amor de Pepín a la naturaleza fue proverbial y le llevó en el mismo Barrio de Covadonga, a iniciar actuaciones que fueron totalmente exitosas. Ahí esta el Monte de la Viesca, entonces lleno de zarzas y maleza, donde Pepín aparecía las mañanas con sus pobres herramientas iniciando limpiezas que fueron llamativas y que sumaron ayudas y voluntades hasta  convertirle hoy en el gran Parque de la Viesca con paseos, cascadas, bancos, mesas, barbacoas y  árboles preciosos y que probablemente pronto será declarado Monumento BIC (Bien de Interés Cultural.
            Y ahí está el río Besaya, que a su paso por el Barrio era una cloaca y lugar donde se arrojaban las basuras, y las riadas inundaban todo el Barrio. El tesón de Pepín, la búsqueda de soluciones y ayudas le llevó a muchas puertas. Hoy es un río de aguas limpias, encauzado, y los terrenos recuperados al río se han convertido en  el Parque de la Barquera con parquecitos para niños, canchas deportivas para jóvenes, paseos y descanso para mayores y lugar preferido para las grandes celebraciones del Barrio como la “Sardinada” y “Hoguera de San Juan”, la “Magosta” y los conciertos de  música y canciones populares que él tanto apreciaba e impulsaba.

            Y ahí está el soterramiento de la Ronda de Torrelavega, que en principio rompía en dos el Barrio de Covadonga y también rompía el corazón de Juan. También él se puso al frente de protestas, plantes y manifestaciones hasta conseguir el soterramiento y el bulevar que hoy luce el Barrio con jardines y como lugar de encuentro, paseo y descanso. No quiero terminar este largo capítulo dedicado a Pepín montañero y amante de la naturaleza sin hacer referencia a la Semana anual sobre Ecología que se celebra todos los años en los bajos de la Parroquia con gran asistencia de gente y mucho eco en la prensa cántabra: Conferencias, charlas, mesas redondas y excursión final a algún monte emblemático dirigidas por los mejores expertos del país en Medio Ambiente y que como siempre comenzaron de la mano de Juan

            Su preocupación por las personas, la educación, la convivencia y la habitabilidad en un Barrio que tenía grandes carencias en educación, sanidad, deporte, etc. le llevó a movilizar a todo el Barrio y plantear reivindicaciones y exigencias de instalaciones educativas, sanitarias y deportivas que por fin llegaron.

            Bien se que adjudicar tantos logros a una sola persona es totalmente injusto y a él de ninguna manera le podría agradar, porque  nunca  supo pronunciar la palabra “YO” cuando se había conseguido algo para beneficio del Barrio o la Parroquia.  Siempre habían sido otros, y a fe que eran muchos. Aquí presentes hay algunos de los que siempre estuvieron con él, y lucharon, y sufrieron, y fueron cómplices y partícipes de todo el movimiento ciudadano que se generó en el Barrio Covadonga.  Y es que Pepín-Juan creía en la gente, creía que la gente que se une para conseguir un objetivo tiene todas las posibilidades  de conseguirlo, creía que la Parroquia tiene que ser verdadera comunidad, comunidad viva y de todos, donde el trabajo fuera responsabilidad de todos y donde cada uno tenía que preocuparse de los demás. El me comentaba en más de una ocasión: “Yo no podría vivir solo”. Se refería a su ser dominico, a su comunidad,  pero también a su necesidad de contar con los demás y trabajar con ellos. ¡Cómo lucía el Templo Parroquial el día de su Funeral con todas las paredes decoradas con flores, palomas, la palabra PAZ, etc. que los jóvenes habían hecho y colocado para ambientar el Templo en las Fiestas de Resurrección!
            La Parroquia que Juan soñaba era la de un Parroquia viva, abierta, acogedora, participativa, dinámica, en movimiento y con un cierto aire de peregrinación, como al fin es la vida del hombre. Un domingo al año, como final de Curso, se cerraba la Iglesia Parroquial y la Comunidad Parroquial se trasladaba y peregrinaba a un Santuario o lugar de singular belleza para convivir, disfrutar y celebrar la fe en un aire festivo del todo; y la gente entendía, respondía en masa y participaba. 

En Barruelo no se llegó a conocer su valía, su categoría, la admiración  de todo el Barrio de Covadonga hacia él. Por aquí venía sobre todo en verano. Cada mañana tenía que darse su ración de montaña recorriendo rincones de esta privilegiada geografía, Por la tarde se le solía ver “alternando” con sus amigos por los bares, como es costumbre en Barruelo. También era un asiduo a las páginas web del Ayuntamiento y la Escalerilla para seguir el pulso de su pueblo. (Por cierto, cuanto bien hacen estas páginas a los barruelanos de la diáspora). Y… ¡cómo presumía de su pueblo minero!
            Cuando la tarde del día 2 de Mayo comenzó a correr la noticia de su muerte el Barrio entero se movilizó. “Consternación en el Barrio de Covadonga por la muerte del fraile Juan José González Maestro” se leía en los periódicos de Cantabria. Si, el Barrio entero se movilizó, la Parroquia de Covadonga se desbordó hasta no caber en la Iglesia; es que no abandonaban la Iglesia, es que el Barrio entero había estado y estaba con su P. Juan y no quería  dejarle en la soledad de los preparativos para trasladarle a Palencia a reposar en la tumba con sus padres y hermano.

El motor físico comenzó a fallarle allá por las últimas Navidades. Había sido capaz de sobreponerse a incomprensiones y descalificaciones de los poderosos de turno que no entendieron nunca que un fraile, tan poca cosa aparentemente, contagiase y arrastrase a tanta gente. Tampoco él pudo entender la decisión de sus superiores de abandonar la Parroquia de Covadonga, y esto le llevó a noches y noches sin dormir, a un sufrimiento silencioso que fue deteriorando su salud. Aquel fraile que cada día durante muchos años –como en la parábola de los enviados a la viña-  salía en la mañana, al mediodía y al atardecer, guadaña y azada al hombro, con uniforme de trabajador (pantalón de pana y camiseta raída en la que todavía se apreciaba una bonita pintura del Refugio)- salía digo, para trabajar y buscar colaboradores a su empeño de transformar el Barrio de sus amores. No, no entendió que le pudieran apartar de su trabajo, de aquella gente, de un forma de trabajar en la Parroquia que tal vez no tuviera continuidad  con posibles sucesores.
           
            Pero en definitiva ¿Quién era Pepín?  ¿Quién era ese fraile pequeño, desaliñado, mal vestido, austero y pobre, luchador, servicial y solidario?
           
En Torrelavega era Juan o el P.Juan, dedicado a la Parroquia, comprometido con el Barrio, atento a las necesidades, situaciones y problemas más acuciantes: falta de infraestructuras, paro, drogas, marginación. Luchó contra la injusticia, lideró el movimiento vecinal, fue sembrador de inquietudes y solidaridades, fue formador y alentador de grupos parroquiales.
             
¿Quién era este personaje capaz de movilizar a personas tan diferentes, a todo un Barrio, tanto en su vida como en su muerte?   Porque Pepín-Juan no respondía a ese modelo de persona que suele crear admiradores (fans decimos ahora).  No tenía fachada física, no era profeta de calamidades ni orador ampuloso que suscitara adhesiones. Era pequeño, descuidado en su atuendo, siempre en traje de faena religiosa, vecinal o popular. (La muerte le sorprendió después de una jornada de trabajo preparando el Albergue de Póo de Llanes para acoger en verano a Grupos Parroquiales y familiares de los frailes.
           
¿Qué tenía que tanta gente ha lamentado su muerte?  
“””” El era auténtico”””.   
Ya sabemos que las personas dudarán de lo que dices, pero te creerán por lo que haces.
 ¡Entrañable Juan!
                                               
¿Quién era Pepín-Juan?
Pepín, tengo  prisa por decirlo y decirlo desde aquí su pueblo que le vio nacer y su Parroquia donde fue bautizado, hizo su Primera Comunión y cantó su Primera Misa.  Pepín era un cristiano, cristiano comprometido con la causa de los pobres y excluidos, era dominico y con espíritu dominicano, espíritu que yo he comprobado y vivido muchas veces, especialmente en mi estancia en sus Misiones de Selvas Amazónicas. Pepin era entrañable, era humilde, sencillo, cercano, generoso, solidario y sembrador de solidaridades, luchador incansable contra la injusticia, era austero, pobre, su gastado hábito de dominico y sus únicos zapatos fueron suficientes para su mortaja. Su querer ser dominico hasta la muerte y su compromiso con la Parroquia de Covadonga y con el Barrio, su querer conjugar estos dos amores le crearon dificultades y sufrimientos, que su cuerpo siempre fuerte no pudo superar.   ¡Entrañable Pepín!  Quisimos ayudarte y nuestra ayuda resultó insuficiente. Últimamente tirábamos de ti para que descansases en el Refugio ¡Que dificultades tenías para llegar en este invierno tan largo y antipático! Dejábamos el coche en la Collada y para llegar al Chozo tenías que hacer decenas de paradas que tú intentabas disimular y nosotros ignorar. Te fallaba el motor. Dos días antes de tu muerte me comentabas por teléfono: “el médico me ha dicho que no he mejorado con el tratamiento y que me harán un cateterismo el lunes.  Lunes que no llegó para ti, lunes que fue el día de tu Funeral, un Funeral distinto donde todos tratábamos de consolarnos unos a otros, lunes que fue tu fin y tu apoteosis., lunes sin ti para nosotros. Y ahora los recuerdos, tantos recuerdos, todos los recuerdos.
           
Pero ahora finalizando ya, una pregunta:
¿Cuál era la esencia de tu vida y el motor que daba fuerza a todo lo que hacías? Yo puedo responder por ti. Era la fe, tu fe vivida con espíritu dominicano. Era el Evangelio lo que fundamentaba y construía tu vida. Con el Salmo tú eras consciente de que “si el Señor no construye la casa en vano se cansan lo albañiles”.
            Pepín-Juan era un testigo de Jesús y su Evangelio: “Recibiréis el Espíritu Santo para ser mis testigos” aseguraba Jesús a los suyos, y tú eras, eres de los suyos. El pasaje que Jesús lee en la Sinagoga de su pueblo de Nazaret daba claridad y compromiso a todo tu quehacer: “el Espíritu está sobre mí y El me ha ungido y me ha enviado a dar la Buena Noticia a los pobres, a proclamar la liberación a los oprimidos, dar la vista a los ciegos, libertad a los oprimidos…”  ¡Cuantas ataduras seguimos teniendo los hombres y mujeres de hoy!   Y Juan luchaba para hacerlas desaparecer.

Juan asentó su vida en el programa de Jesús:    Las Bienaventuranzas.
Cuando Gandhi se encontró con los Evangelios y leyó las Bienaventuranzas, no dudó en afirmar que era la página más bella de los libros sagrados de todas las religiones:.
“Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.
“Bienaventurados los que tienen hambre ahora, porque seréis saciados.
“Bienaventurados los misericordiosos… “Y  los limpios de  corazón…”Y los que buscan la paz…
“Y los perseguidos por causa de la justicia….
            ¡¡¡Que textos!!!  Textos sagrados, que eran precisamente, junto con el Magníficat, los que, en tu experiencia de mili no te dejaban proclamar cuando tuviste que ser Capellán de un Destacamento especial de la Guardia Civil.
                       
Gracias Pepín-Juan por el regalo de tu persona, de tu vida y de tu trabajo, de tu forma de vida.  Gracias por haber sido como eras.
            Y gracias a vosotros por haberme escuchado.
                                                    Alfredo Arto

Podemos aplicarle los versos de un autor anónimo:

“No se trata de  “¿cómo murió?” sino de “¿cómo vivió?”
No se trata de “¿Cuánto ganó”? sino de “¿Cuánto dio?”
Estas son las unidades para medir
el valor de todos los seres humanos, y no su nacimiento.

No se trata de “¿tuvo dinero?” sino “tuvo corazón?”
¿Cómo representó el papel que le había dado Dios?
¿Tuvo siempre una palabra amable, una sonrisa?
¿Supo siempre enjugar una lágrima?

No importa cuál fue su templo ni cuál fue su credo.
Lo que importa es si ayudó a los necesitados.
No importan los elogios que, al morir, le hizo la prensa.
Lo que importa son cuantos lloraron su muerte.

lunes, 9 de agosto de 2010

REPARACION ASADORES PARA PROXIMAS FIESTAS

EL PASADO DIA 5, SE PROCEDIO A LA REPARACION DE LOS ASADORES DE LAS SARDINAS DE SAN JUAN, VARIOS MIEMBROS DE LA ASOCIACION CONTARON CON LA INESTIMABLE AYUDA DE SANTIAGO URBISTONDO, A QUIEN AGRADECEMOS SU TRABAJO.